Excursión a La Torre Picada de Sóller: un recuerdo de los ataques piratas
Una de las excursiones más habituales de los visitantes del Puerto de Sóller es la subida a la Torre Pìcada, un vestigio de las cruentas invasiones que los piratas turcos realizaron a la costa balear durante los siglos XVI i XVII.
Como llegar a Torre Picada
Para iniciar esta breve excursión -ya que desde el Hotel Es Port se puede acceder a la Torre Picada en tan sólo 45 minutos– emprenderemos el trayecto en la avenida Onze de Maig situada justo enfrente de la salida de nuestro establecimiento.
Desde esta avenida se debe continuar hacia la derecha hasta abandonar el núcleo urbano, subiendo por una empinada cuesta que debemos seguir hasta una curva muy pronunciada desde donde tendremos que tomar el Camí de S’Illeta abandonando definitivamente la carretera principal. Una vez en este camino deberemos continuar nuestro ascenso entre olivares y pinares, siguiendo una senda estrecha que va serpenteando a medida que vamos ascendiendo; dejando a nuestra izquierda la finca denominada Es Figueral Vell hasta llegar al Coll de S’Illa. Desde este lugar, debemos tomar un camino de carro que se encuentra a la izquierda y que tras cruzar un olivar nos conducirá finalmente hasta la Torre Picada.
Que ver en Torre Picada
Una vez llegados a la Torre Picada podremos disfrutar de una de las más bellas panorámicas del Puerto de Sóller y de la zona costera de la Serra de Tramuntana conocida como Ses Puntes i la costa de S’Illeta.
La construcción de la Torre Picada se debe al fallido intento de invasión que en 1561 las tropas piratas de Ochialí realizaron en el valle de Sóller; hecho que ha dado lugar a las Fiestas de Moros y Cristianos de “Es Firó” que anualmente se celebran en la villa en conmemoración de este acontecimiento cada segundo lunes de mayo. La Torre Picada se construyó entre 1614 y 1623, y es una de las que posee mayores dimensiones de toda la costa balear. Estas torres -auténticas atalayas- encargadas de vigilar y avisar sobre posibles ataques piratas, basaban su efectividad en la comunicación a base de señales de fuego y humo que se iban pasando de unas a otras avisando así a los contingentes militares. El edificio consta de dos pisos: la planta baja se destinaba a la guarnición y al almacén de provisiones y armamento; mientras que la planta superior estaba destinada a la cocina y a aposentos privados del gobernador.
Con el paso del tiempo, la Torre Picada fue perdiendo su carácter defensivo y sólo fue utilizada de nuevo durante la Guerra Civil como atalaya de vigilancia aérea.
Actualmente, continua presidiendo el perfil nordeste del Puerto de Sóller y forma parte de la orografía de nuestro puerto, convirtiéndose en todo un icono para nuestra localidad.
Que llevar a la excursión
Al encontrarse relativamente cerca del núcleo urbano, la excursión a la Torre Picada no reviste ninguna dificultad aunque si se va en verano es conveniente ir previsto de agua y evitar las horas centrales del día, siendo preferible ir de primera mañana o al atardecer.