El descanso eterno ha sido a lo largo de los milenios una de las mayores preocupaciones del ser humano, no tan solo por el miedo a lo desconocido, sino también por la estima a los seres queridos que nos abandonan. ¿Dónde irán? ¿Estarán bien? ¿Los volveremos a ver? Sucesivas preguntas nos formulamos para intentar comprender el más allá.
Cada cultura y religión ha desarrollado una forma de decir adiós a sus difuntos y creado un lugar de culto para su recuerdo, el cementerio.
Las primeras evidencias de ritos funerarios se localizan en cuevas prehistóricas, una pequeña fosa, algunos objetos personales con ofrendas, y un simple montón de piedras para marcar su ubicación, fueron las primeras sepulturas del ser humano.
Pero desde esas primeras sepulturas hasta las de nuestros días ha habido una importante evolución, marcada por la influencia de las diferentes culturas y corrientes espirituales que han ido llenando nuestros cementerios de simbolismos. Como la idea del retorno a la madre tierra, la sepultura, y el renacer, simbolizado con la vegetación y las flores. Esta combinación ha desembocado en la creación de cementerios que se han convertido en auténticos jardines “espirituales” donde dar culto a nuestros ancestros.
Uno de los cementerios más bellos de Mallorca es sin duda el de Sóller. Ubicado en la parte alta del pueblo, con telón de fondo la inmensa muralla de la Sierra de Alfábia hace que sea espectacular. Pero esto es tan solo una de sus virtudes, porque lo que es realmente espectacular es su interior.
El cementerio de Sóller se inauguró en el año 1814. Tenemos que tener en cuenta que anteriormente se enterraba en la iglesia de Sant Bartomeu hasta que esta práctica fue prohibida en el siglo XIX. Este esta organizado en diversas zonas que corresponden a las diferentes ampliaciones que ha sufrido, pero sin duda las dos más destacables son la del cementerio viejo, ubicado en la zona más baja, y la ampliación que tuvo lugar en la primera parte del siglo XX.
El cementerio antiguo es un auténtico jardín romántico que destaca por su aparente austeridad y abundante vegetación, que lo hacen especial por su carácter rural y tradicional. En cambio, la zona superior del siglo XX contrasta por su aspecto urbano he innovador, influenciado por los años de esplendor y bonanza económica de Sóller, donde las influencias con Francia y el modernismo son claramente patentes. Esta zona contrasta con la anterior por su aspecto moderna y urbano, marcadamente monumental.
Pero del cementerio de Sóller destaca por contener uno de los conjuntos de arte funerario más interesantes de Mallorca por ofrecer un repertorio muy variado de simbolismos en sus tumbas, monumentos y panteones que siguen las pautas del arte modernista del siglo XX. Escultores como el catalán Josep llimona realizaron algunas bellas obras para este cementerio. Una de sus obras más conocidas es el monumento funerario que realizó para la familia Morell donde representa la Virgen María, San Juan y Santa Magdalena llorando el cuerpo de Cristo. Otros escultores importantes que tienen obras son Tomás Vila, Miquel Arcas o el solleric Cristòfol Quintana.
También son muy curiosas las inscripciones de algunas lápidas, donde una destaca por la firmeza de sus palabras “La verdad, aquí”.
Visitar el cementerio de Sóller es como visitar un jardín escultórico en el corazón de la naturaleza y la paz de la Sierra de Tramontana.